martes, 28 de mayo de 2013

La salida de la crisis

Si yo fuese una persona sensata nunca escribiría esta entrada del blog. Haría como otros economistas y me mantendría callado hasta que escampe. Es decir, una década. No obstante, soy una persona muy curiosa (la curiosidad mata al gato) y tengo que exponer lo que yo tengo en la cabeza para comprobar si hay alguna cosa que se me escapa o realmente esto es lo que hay.
No me gusta mucho el tema de la adivinación. Xavier Sala hizo hace unos años un interesante ejercicio de adivinación sobre el siglo XX desde el XIX con consecuencias intencionadamente desastrosas. En este ejercicio se ironizaba sobre la interminabble lista de predicciones equivocadas de grandes expertos e intelectuales. Un solo ejemplo basta. En las películas de ciencia ficción del siglo pasado los habitantes de las ciudades del 2013 circulaban en vehículos voladores, se vestían con trajes espaciales, comían y se curaban instantáneamente a base de píldoras pero ninguno llevaba teléfono móvil. Por otra parte, Las compañías de teléfono móvil se gastan millones de euros en una tecnología que permite la videoconferencia pero la gente ha desarrollado casi por su cuenta e independientemente el SMS.

Supongamos un escenario donde se resuelve el marasmo financiero internacional, el plan de choque de Obama funciona y se recupera Alemania. ¿Qué pasaría en España? Tendríamos varios millones de trabajadores de la construcción desempleados y con escasas posibilidades de hacer un trabajo alternativo. Sin embargo, esta es la visión estática y pesimista del problema. Hay una visión un poco más optimista que se basa en un análisis dinámico y marginal. Es decir, cada una de esas personas desempleadas es completamente diferente a la otra. Todas pensarán cuál es su alternativa más cercana, alguno caerá en la desesperanza pero otros descubrirán una cualidad que tienen por la que otras personas están dispuestas a pagar y la desarrollarán.





Un ejemplo, llevo tres meses esperando a que alguien venga a arreglar una persiana de manivela en mi casa, llevo años intentado que alguien ajuste el cierre de las puertas acristaladas del balcón para reducir ruido y entrada de frío. No es la primera vez que harto de tonterías termino dedicando uno o varios días a solucionar yo mismo un problema que un profesional podría solucionar en media hora. ¿No podría algún desempleado de la construcción echarme una mano? ¿No podría el amigo que instaló las puertas decidirse a arreglármelas ya que ahora no se pasa el día saltando de obra en obra poniendo puertas nuevas? Sé que éste y otros ejemplos provocarán críticas y hasta hilaridad pero así es como funciona realmente la economía cuando no hay una burbuja en marcha. Es decir, con pequeños cambios en el comportamiento de los individuos que agregadamente dan lugar a grandes transformaciones.Proceso al que en las clases de economía le llamamos asignación de recursos.

El gran problema de este proceso lento, doloroso pero al final efectivo que he descrito son las ocurrencias gubernamentales. Es decir, la de aquellos que confunden la necesidad o conveniencia de intervención gubernamental con la bondad intrínseca de cualquier intervención.
 Más temprano que tarde, alguna lumbrera va a proponer y supongo que logrará hacer planes de construcción de vivienda pagados por el gobierno. La idea que el gobierno gaste el dinero de los contribuyentes para poner a trabajar a la gente en lo que sea para que la economía siga funcionando puede tener tres niveles:

Nivel 1. Se les puede poner a producir un servicio que sea útil (Ley de dependencia) o mejor aún a construir un bien de capital público que pueda mejorar la productividad.

Nivel 2. Se les puede poner a producir un servicio no muy útil pero que no afecte a los precios relativos de los bienes. A mi me resulta difícil pensar en este tipo de servicios. De hecho, yo creo que para que no afectasen a otras actividades económicas se les debería, simplemente, dar un subsidio de desempleo.

Nivel 3. Se les puede poner a producir un bien dudosamente útil y que afecte de forma ineficiente a los precios relativos de los bienes.

La idea de fomentar la construcción se encontraría en el nivel 3. Como siempre, en el máximo nivel de estulticia. Tenemos muchos promotores con viviendas sin vender, muchos particulares con perdidas importantes en su patrimonio y el gobierno va y produce más de un bien que sobra a los precios actuales. En consecuencia, habrá más dificultades de venta y más problemas para los propietarios. Al tener Gobierno, Comunidades Autónomas, Diputaciones, Municipios y todo tipo de organismo no hay duda de que algún plan como el que describo se pondrá en marcha tarde o temprano.


La otra industria importante es el turismo. Si el cambio climático no lo impide, tenemos sol, variedad paisajística, piedras e instalaciones turísticas para entretener a una buena parte del mundo. Les podemos entretener desde unos pocos días al resto de su vida si están por encima de la séptima u octava década de su vida. Por otra parte, resulta que la explosión de la burbuja especulativa nos dejará con muchos edificios vacíos dispuestos a ser ocupados por visitantes. En definitiva, tendría gracia que nadie pensase en las posibilidades y necesidades de este sector por avergonzarnos de ser los camareros del mundo. Alternativamente, por tratar de reconvertir la economía hacia la investigación y el desarrollo.

Yo creo que ponerse a hablar de investigación a estas alturas es simplemente un sarcasmo. Un plan serio a treinta años vista tendría resultados inciertos. Un conjunto de ocurrencias internamente inconsistentes y que cambian estando el mismo partido en el gobierno y se derogan cuando entra el otro tendrá resultados mucho más seguros: el fracaso más estrepitoso. Por ejemplo, circula por ahí algún tipo de Decreto que dice que los méritos profesionales de un profesor universitario dependerán de la docencia, de la investigación y de la gestión. Por tanto, un profesor de cirugía de treinta y cinco años puede dedicar veinte años a la política universitaria y al final de ese periodo pedir que se le dé la máxima categoría académica en la formación de futuros cirujanos. Es sólo un ejemplo de la perversidad del sistema de ciencia y tecnología del que disponemos pero podría cerrar el blog y abrir uno dedicado únicamente a este tipo de ocurrencias y chascarrillos.

En resumen, hablemos en serio de turismo …

La Reforma de las Pensiones: "Factores de Sostenibilidad"

Artículo sobre la sostenibilidad de las pensiones.

lunes, 27 de mayo de 2013

¿Cuáles son las ventajas de devaluar la moneda?




Trabajo.Analizar utilizando el modelo de Oferta agregada, Demanda Agregada que efectos tendría en el corto plazo sobre la producción, el nivel general de precios,y sobre el nivel de empleo,una devaluación del euro con respecto al dolar.

jueves, 23 de mayo de 2013

The sleepwalkers



La portada es muy explicativa. Imágenes de Merkel, Rajoy, Draghi, Hollande y Barroso entre otros se dirigen caminando hacia un precipio. "El desastre del euro es una cuestión de tiempo", señala el subtítulo de la cubierta de la revista. El artículo en el que se desarrolla la idea no es menos duro. "En la Eurozona, desesperadamente necesitada de un impulso, que no haya noticias son malas noticias", dice The Economist.

¿Y qué pasará entonces si continúa la parálisis? The Economist augura un futuro lleno de sombras durante años, al estilo de Japón. Desilusión, comunidades deterioradas y vidas desaprovechadas. El problema es que además la Eurozona, al contrario que Japón, no es un país cohesionado.

Mientras el estancamiento y la recesión sigan erosionando la democracia, la Eurozona corre el riesgo de un rechazo popular fatal. "Si a los sonámbulos les importa su moneda y su pueblo, necesitan despertarse", concluye The Economist.

¿Cuál es el futuro de las pensiones en España?

lunes, 20 de mayo de 2013

Dos mitos sobre la competitividad



Este post es mas serio de lo que parece.

Después de ver el fiasco del grupo que este año nos represento en Eurovisión (Segundo por la cola), tal vez debamos preguntarnos ¿que hace a un grupo competitivo, a una empresa o, a un país?.

Si no recuerdo mal nuestro representante de una edición anterior quedo en sexto lugar cuando nadie daba un duro por él.

Yo creo que entiende de competitividad mas que algunos gerentes de empresa.Al menos desde un punto de vista práctico.

Se puede ser competitivo de varias formas.
Una consiste en hacer las cosas mas baratas que los demás(es la estrategia que suelen usar las charangas y tengo serias dudas al enlazar este Vídeo)
Otra consiste en hacer las cosas mejor que los demás(Estrategia un poco mas sofisticada que la utilizada por las charangas, podríamos estar hablando de algo parecido a esto Vídeo)

Y,cuando no puedes hacer las cosas mas baratas, ni mejor que los demás, puedes hacer cosas que sean, diferentes a aquello que hacen los demás Vídeo).

Desde un punto de vista mas académico,estas cuestiones son muy bien explicadas en el enlace que se encuentra bajo estas lineas.

Algunas cuestiones que deberían de ser capaces de responderse después de leer el articulo son:



1)¿Significa necesariamente que para ser competitivo hay que ser mas barato?

2) ¿Son términos sinónimos?

3) ¿Pinta algo la educación?

martes, 14 de mayo de 2013

Sobre la I+D+i

No estoy de acuerdo con el título del artículo.Mas bién creo que sería mas apropiado "la innovación debería de estar en todas las cosas".
Este último título, expresa un deseo, mientras que el original expresa una experiencia presente y palpable.

Esto no lo advierto con demasiada frecuencia.

En cualquier caso...¿Que es la investigación?,¿Que el desarrollo?,¿Que diferencia la I+D de la innovación?.

http://www.sintetia.com/la-innovacion-esta-en-todas-las-cosas/



viernes, 3 de mayo de 2013

P.A.U 2013 en la Universidad de Valladolid.

Dejo alguna información de interés para mis alumnos de Segundo de Bachillerato interesados en presentarse a la P.A.U.

La información que se adjunta proviene de la propia U.V.A.

INFORMACIÓN GENERAL

Información general sobre la estructura de la prueba de acceso a la Universidad y ponderaciones de las distintas asignaturas en la P.A.U en centros dependientes de la Universidad de Valladolid.(Incluye el método de calculo de la nota final)


Contenidos de referencia,criterios de calificación y modelo de examen de todas las asignaturas.



INFORMACIÓN ESPECIFICA DE LA ASIGNATURA DE ECONOMÍA DE LA EMPRESA

Contenidos de referencia para la asignatura de Economía de la Empresa. (Incluye los contenidos de los que podéis ser evaluados en la asignatura de Economía de la Empresa

Criterios de calificación en la asignatura de Economía de la Empresa. (Incluye las normas a seguir para la realización de la prueba)

Modelo de Examen de la P.A.U de la asignatura de Economía de la Empresa.


miércoles, 1 de mayo de 2013

Pésima divulgación científica

Mi exprofesor de Microeconomía vs Punset.
En clase de Microeconomía están concluyendo el bloque de teoría del consumo. Ricardo, un alumno de la clase, le muestra el siguiente artículo de Eduardo Punset en el XLSEMANAL del 2 de Diciembre de 2007. Hace fotocopias para toda la clase y se dispone a hacer un comentario y escuchar los comentarios de los estudiantes.

Me permito algunos subrayados.

Los lectores preguntan a Eduardo Punset






¿Qué nos hace tomar decisiones?
Laura Novo. Madrid

No parece admisible que pretendamos saber tantas cosas sobre el universo que nos rodea y que, sin embargo, no sepamos por qué tomamos una decisión en lugar de otra. ¿Existe una explicación razonable de por qué elegimos a una persona como nuestra pareja y no a otra? ¿Hay algún principio que sustente la decisión de participar en un juego de azar en lugar de hacerle caso omiso? ¿Por qué nos casamos? ¿Por qué seguimos en un trabajo que no nos gusta? ¿Ha llegado el momento de tener un hijo? ¿Contesto al último e-mail?


Lo que estoy preguntando a los economistas y neurólogos es si existe una teoría de la toma de decisiones cotidianas que dé cuenta adecuadamente de nuestra conducta. Los economistas dijeron que sí hace ya tiempo, aplicando lo que ellos llaman la ‘teoría de juegos’. Recientemente, también los neurólogos han confirmado que existe una explicación teórica de por qué elegimos lo que elegimos entre distintas alternativas, pero su teoría no coincide con la de los economistas. Es decir, los neurocientíficos han demostrado que la teoría de los economistas no tiene validez. A raíz de este pequeño contratiempo, unos y otros decidieron, cuerdamente, formar un equipo multidisciplinar y, por fin, empezamos a saber por qué tomamos las decisiones.

Yo diría que el descubrimiento más sorprendente ha sido detectar la importancia de los sentimientos innatos o del andamio emocional a la hora de decidir. Consideraciones sociales y no sólo individuales conectan directamente con el mecanismo cerebral del premio y la recompensa.


En la práctica, los que toman decisiones lo hacen de forma menos interesada y egoísta de lo que sugerían los economistas. El móvil individual y estratégico cuenta menos de lo que se sospechaba. ¿Será posible que la influencia de la moral innata o el espíritu de cooperación determinen gran parte de nuestras decisiones? Hay que verlo para creerlo. Y para verlo, los primeros experimentos se efectuaron con el llamado ‘juego del ultimátum’, un ejercicio muy sencillo entre dos personas. A una de ellas se le dan mil euros y se le exige que done una parte del dinero, la que sea, a su compañero de juego, pero con la advertencia de que si el otro jugador la rechaza por considerar injusto el reparto, los dos se quedarán sin dinero. Para los economistas –antes de dialogar con los neurólogos–, estaba claro que la búsqueda del propio interés induciría a aceptar cualquier oferta superior a cero. Unos pocos euros son mejor que nada. Los repetidos experimentos efectuados por los neurólogos, en cambio, han demostrado que cuando la oferta al compañero de juego es inferior al 20 por ciento, éste rompe la baraja y prefiere que nadie se quede con nada. El sentimiento de injusticia prevalece sobre el interés de quedarse con 200 euros.

De ahí a sugerir que existe un programa moral innato no hay más que un paso que muchos científicos están ya dando. «No somos tan bestias como parecemos», dicen esos científicos. Las emociones, y no sólo la razón, desempeñan un papel primordial en las decisiones morales.


Por favor, que el lector se cuestione lo siguiente y en función de la respuesta le diré lo que le pasa. Imaginemos que entra en la estación un convoy a toda velocidad con riesgo de arrollar a cinco trabajadores en la vía. La única manera de evitarlo sería empujando a la muerte a un inocente para parar el tren. Moriría un inocente, pero se salvarían cinco vidas. Pues bien, salvo en el caso de viajeros con una lesión cerebral determinada, nadie o casi nadie opta por esa solución.




Sus comentarios



Se trata de un artículo realmente malo. En los aspectos económicos es osado desde una profunda ignorancia. En los aspectos neurológicos de la decisión es simplemente vacuo.

Lo que estoy preguntando a los economistas y neurólogos es si existe una teoría de la toma de decisiones cotidianas que dé cuenta adecuadamente de nuestra conducta. Los economistas dijeron que sí hace ya tiempo, aplicando lo que ellos llaman la ‘teoría de juegos’.



La teoría de juegos es un conjunto de instrumentos que permiten analizar las decisiones estratégicas. Es decir, decisiones cuyo resultado no sólo depende de tus acciones sino de las actuaciones de otros individuos. Por tanto, no es una teoría general de la decisión. De hecho, intenta explicar decisiones complicadas usando supuestos simplificadores sobre el proceso de toma de decisiones. Por ejemplo, las cantidades más grandes de algo bueno son preferidas a las cantidades más pequeñas.

Recientemente, también los neurólogos han confirmado que existe una explicación teórica de por qué elegimos lo que elegimos entre distintas alternativas, pero su teoría no coincide con la de los economistas. Es decir, los neurocientíficos han demostrado que la teoría de los economistas no tiene validez. A raíz de este pequeño contratiempo, unos y otros decidieron, cuerdamente, formar un equipo multidisciplinar y, por fin, empezamos a saber por qué tomamos las decisiones.
Efectivamente, existen discrepancias entre los supuestos simplificadores usados en modelos económicos y algunos experimentos científicos sobre el comportamiento. Esta discrepancia ha abierto una prometedora línea de investigación.

A una de ellas se le dan mil euros y se le exige que done una parte del dinero, la que sea, a su compañero de juego, pero con la advertencia de que si el otro jugador la rechaza por considerar injusto el reparto, los dos se quedarán sin dinero. Para los economistas –antes de dialogar con los neurólogos–, estaba claro que la búsqueda del propio interés induciría a aceptar cualquier oferta superior a cero. Unos pocos euros son mejor que nada. Los repetidos experimentos efectuados por los neurólogos, en cambio, han demostrado que cuando la oferta al compañero de juego es inferior al 20 por ciento, éste rompe la baraja y prefiere que nadie se quede con nada. El sentimiento de injusticia prevalece sobre el interés de quedarse con 200 euros.Espero que los neurólogos hayan llegado un poco más lejos de lo que afirma Punset en este párrafo. Este problema se explica en cualquier libro que contenga los rudimentos de la teoría de juegos. Se trata de la diferencia entre juegos que se juegan una sola vez y juegos que se juegan miles de veces a lo largo de la vida. Si la situación se repite, perder 200 euros en una jugada implica hacerle perder 800 al adversario. Por tanto, las próximas veces tendrá más cuidado al hacerte la oferta. Es decir, pierdes 200 para intentar ganar más en las sucesivas interacciones. Las personas que participan en este experimento están acostumbradas (quizás hasta seleccionadas evolutivamente) para actuar en situaciones que se repiten. Por tanto, responden como si la situación fuese a repetirse. En término prácticas, la repetición es el caso interesante excepto para los neurólogos y, por lo visto, para los divulgadores científicos.
Es curioso que ponga como ejemplo de discrepancias entre economía y neurología un caso perfectamente resuelto en los libros más básicos de teoría de juegos. Esas discrepancias existen pero no están descritas en este artículo.
Un detalle curioso es el interés de los críticos por poner ejemplos de juegos de suma cero. Es decir, casos en que los que gana uno es igual a lo que pierde otro. Afortunadamente, en muchas interacciones humanas ambos ganan con el intercambio.

Imaginemos que entra en la estación un convoy a toda velocidad con riesgo de arrollar a cinco trabajadores en la vía. La única manera de evitarlo sería empujando a la muerte a un inocente para parar el tren. Moriría un inocente, pero se salvarían cinco vidas. Pues bien, salvo en el caso de viajeros con una lesión cerebral determinada, nadie o casi nadie opta por esa solución.
Si esto es una crítica a la economía, yo creo que Punset está pensando erróneamente en el muy razonable supuesto de que cinco manzanas son preferidas a una. Ese supuesto no tiene implicaciones sobre la tasa de intercambio entre una cesta con cinco frutas diferentes y otra cesta con una pera. Afortunadamente, cada vida es diferente y cinco vidas no son cinco veces una vida. La teoría económica no dice que los consumidores elijan siempre la cesta con cinco frutas cuando se les dé a elegir entre ambas. La respuesta depende de las preferencias, de los precios y de la renta.



Lo único que acepto es que es el tema del intercambio de vidas es una cuestión filosófica de gran envergadura. Yo creo que es un fraude intelectual poner sobre la mesa tan macabro ejemplo para criticar el modo en que la teoría económica explica la decisión entre comer cinco frutas diferentes o una pera.