lunes, 13 de julio de 2015
miércoles, 10 de junio de 2015
martes, 2 de junio de 2015
Terminator: El juicio final
En el año 2029, después de devastar la tierra y esclavizar a la humanidad, las máquinas, gobernadas por la inteligencia artificial conocida como Skynet, están a punto de perder la guerra contra la resistencia humana liderada por John Connor.
Frente a esa situación, las máquinas entienden que asesinar a John Connor en el presente, sería irrelevante, dado que ya ha conducido a la resistencia humana del mundo entero a la victoria. Por lo tanto, Skynet elabora su estrategia decidiendo eliminar al líder enemigo antes de que éste nazca, de modo que no pueda cumplirse su misión de conducción futura.
Para ello envía al pasado (año 1984) a un Terminator T-800 modelo Cyberdyne 101, un ciborg asesino (Arnold Schwarzenegger), a través de una maquina del tiempo, con la misión de exterminar a Sarah Connor (Linda Hamilton), madre de John, antes de que éste sea concebido.
Enterados del plan para asesinar a la mujer que dará a luz al único hombre capaz de salvar a la humanidad, la resistencia también consigue acceder a la máquina del tiempo y logra enviar a un soldado humano, Kyle Reese (Michael Biehn), con la misión de protegerla del Exterminador (Terminator).
De vez en cuando alguien desenpolva los antiguos temores de los hombres y, al igual que John Connor en la pelicula, se erige como nuevo salvador de la "amenaza industrial".
Es el caso del histórico o, tal vez legendario capitán Ludd,
que dio nombre a los luditas, destructores de máquinas que pensaban
en la incipiente revolución industrial que la tecnología era la causa del paro, y regresan de vez
en cuando con sus desatinos, que, por cierto, ya refutó David
Ricardo en la edición de sus Principios en 1821. De esta manera el catedrático del Instituto de Robótica de la Universidad de Valencia Gregorio Martin Quetglas, ,
aventura que la informatización destruirá más empleos de los que creará, y subraya la necesidad de "administrar racional y democráticamente el trabajo, un bien escaso".
Si el avance tecnólogico suprimiera puestos de trabajo… ya habrían desaparecido todos.
De la misma forma que desaparecio el pajaro Dodo de las islas Mauricio
en 1681 cuando atracarón alli los los recien llegados
europeos.
Si
en vez de ser así hay muchos más empleos hoy que antes de la revolución industrial,
habiendo sido el avance tecnólogico incesante y generalizado, es porque
David Ricardo y los clásicos tenían razón cuando sostuvieron que la tecnología
impulsa la productividad, la riqueza y por tanto, el empleo.
Como
siempre ha sido así, los que vuelven con la babarrasada tienen que decir
que ahora no......., ahora va a ser diferente, y el juicio final es inminente. Lo dice el profesor
Quetglas, pero no lo prueba. Lo que sí queda en evidencia es su capacidad de repetir
mantras, como eso de que el trabajo es un bien escaso,
como si eso significara que los partidos políticos de turno debieran decidir cómo
repartirlo…democráticamente, cómo no.
No
parece habersele ocurrido que la creatividad humana, la fuente básica de la
riqueza y el empleo, no escasea; y tampoco se le ha ocurrido pensar que la
coacción política y legislativa, tantas veces sustentada en los democráticos valores,
sí puede recortar el empleo, como bien sabemos en España. El disparate
del reparto del trabajo, al que también se apunta el profesor, no abre
"un arduo debate político", sino la lúgubre posibilidad de una
intromisión aún mayor en el llamado mercado de trabajo, con el consiguiente efecto negativo sobre el empleo.
En lo que tampoco se calla el catedrático es en apuntarse al ya anticuado rechazo al comercio :
"Desaparece la intermediación, y con ella centenares de miles de
puestos de trabajo". Cree ingenuamente que el self service y el comercio
electrónico atacan el empleo. Salvese quien pueda. Nos asedía la prole intelectual de Ludd.
viernes, 22 de mayo de 2015
martes, 31 de marzo de 2015
La cláusula Van Halen
El grupo Van Halen tenía fama por incorporar una cláusula particular
en sus contratos, en el backstage tenía que haber un bol lleno de
Emanents(M&Ms) con los M&Ms marrones retirados.
Si no se cumplía esa cláusula del contrato, podían dejar de actuar y cobrar por ello. Los rumores es que si esta cláusula no se cumplía, habían llegado a provocar destrozos con su ira. ¿Qué había detrás de este rumor?
La verdad es que es cierto, Van Halen ponía esa cláusula de M&Ms en sus contratos, si había M&Ms marrones podían cancelar el concierto cuando les diera la gana y aún así cobrar por el mismo. Pero detrás de esa cláusula aparentemente muy caprichosa, había un inteligente razonamiento de un buen gestor digno de ser estudiado en escuelas de negocios para gente con corbata, a pesar de ser inventada por melenudos de ropa de dudoso gusto.
Si no se cumplía esa cláusula del contrato, podían dejar de actuar y cobrar por ello. Los rumores es que si esta cláusula no se cumplía, habían llegado a provocar destrozos con su ira. ¿Qué había detrás de este rumor?
La verdad es que es cierto, Van Halen ponía esa cláusula de M&Ms en sus contratos, si había M&Ms marrones podían cancelar el concierto cuando les diera la gana y aún así cobrar por el mismo. Pero detrás de esa cláusula aparentemente muy caprichosa, había un inteligente razonamiento de un buen gestor digno de ser estudiado en escuelas de negocios para gente con corbata, a pesar de ser inventada por melenudos de ropa de dudoso gusto.
Van Halen era el primer grupo que hacía
grandes producciones. Cuando estaban en tour llevaban nueve camiones de
dieciocho ruedas hasta arriba, cuando lo normal es que fueran tan sólo
tres para otros grupos. El contrato que hacían por tanto era
excesivamente técnico, con un montón de especificaciones, así que
decidieron introducir esta cláusula como modo de testear que todo
estuviera bien, número de enchufes, potencia de los mismos, peso que
podía aguantar el escenario…
En medio del contrato sin mucho sentido se ponía que si hubiera un solo M&M marrón en el backstage, la pena era la cancelación del show sin compensación por parte del grupo. Así que nada más llegar lo único que había que hacer era mirar si había M&Ms marrones en el escenario, si los habia, es que las demás condiciones técnicas no se habían leído con detalle y era seguro que habría problemas.
Si lo pensamos, introducir una cláusula de este estilo en ciertos contratos puede ser una forma de tener una forma rápida y sencilla de chequear ciertos aspectos técnicos, sin problema alguno.
Recomendación:Leer
En medio del contrato sin mucho sentido se ponía que si hubiera un solo M&M marrón en el backstage, la pena era la cancelación del show sin compensación por parte del grupo. Así que nada más llegar lo único que había que hacer era mirar si había M&Ms marrones en el escenario, si los habia, es que las demás condiciones técnicas no se habían leído con detalle y era seguro que habría problemas.
Si lo pensamos, introducir una cláusula de este estilo en ciertos contratos puede ser una forma de tener una forma rápida y sencilla de chequear ciertos aspectos técnicos, sin problema alguno.
Recomendación:Leer
martes, 24 de marzo de 2015
Más educación y menos timba
El siguiente artículo me hace reflexionar sobre las supuestas bondades intrinsecas del Estado.
En una época donde por encima de todo al hablar de educación el eslogan es "Defendamos la Pública"
Tal vez debamos reflexionar sobre como funciona lo público.
Notese que no hago referencia a lo público en España, solo al funcionamiento de lo público.
Sin mas os dejo con un magnifico artículo del Profesor Carlos Rodríguez Braun.
Esta sección lleva quince años beneficiándose de la ayuda de amables lectores y seguidores. Me satisface mucho hacerme eco hoy de un disparate que conocí gracias a Claudio Lopreiato, compañero mío del colegio en Buenos Aires: este año cumplimos nada menos que 50 años de nuestro bachillerato. Se trata de la siguiente declaración de Sergio Massa, diputado y precandidato presidencial por el Frente Renovador, que recogió el diario Clarín:
De entrada, parapetarse detrás de lo inobjetable: a ver, señora, señor, ¿prefiere acaso usted que sus hijos estudien menos y se pasen más tiempo en el casino, como diría Machado, sobre el verde tapete reclinados?
A partir de la premisa incuestionable, lo demás es ficción. Incluso, obsérvese, el derivar de dicha premisa la conclusión de que la primera persona del plural ("necesitamos") no se refiere a los padres, con sus valores, su moral, su religión y su libertad, sino a las autoridades: socavar el protagonismo de la familia es siempre clave de los enemigos de la libertad.
Tras el olvido de esta faceta crucial, don Sergio presenta el silogismo: como la educación es más importante que el juego, entonces el juego debe ser apropiado y administrado por el Estado. Pero eso sugiere que el juego está fuera del ámbito de las leyes, cuando en realidad está regulado por las autoridades en todos los países, y también en mi Argentina natal. Es insostenible alegar que "necesitamos" estatizar el juego porque es menos importante que la educación: si fuera al revés también concluiría Sergio Massa que su estatización es urgente.
El utilizar como supuesto aval de su iniciativa el que "se animan" (obviamente, los políticos) a nacionalizar los trenes es un argumento notable, porque si la calidad de la educación no corre de modo evidente a la par que la intervención pública en la misma, esto es aún más claro en el caso de los ferrocarriles argentinos, como cualquier usuario de los mismos puede confirmar. También el propio verbo animarse, en el sentido de "atreverse", como lo utilizan normalmente los argentinos, es curioso: parece que el recorte de la libertad requiere políticos valientes, cuando el valor debería demostrarse haciendo justo lo contrario.
No es indiscutible que la estatización de la producción de bienes y servicios convenga a los ciudadanos más que su provisión libre, y esto es válido para cualquier actividad, como la educación, que también está organizada y regulada por el Estado. El argumento de que hay que estatizar algo porque es más o menos importante no tiene sentido: si el señor Massa dice que hay que estatizar el juego porque la educación es más importante, en realidad, como hemos visto, eso vale para estatizar todo: la educación es más importante que la prostitución, con lo cual habría que estatizar los prostíbulos, etc.
La estatización no sólo no es virtuosa per se, sino que comporta una serie de ineficiencias, costes, corrupciones, etc., que no cabe ignorar, porque es la ciudadanía la que los sufre, soporta y paga.
Recuerdo que Jesús Silva Herzog, que fue embajador de México en España, solía contar que en la época en que el Estado de su país, precisamente para controlarlo todo, tenía toda suerte de empresas, también era propietario de un cabaret. Y era el único cabaret del mundo que…¡perdía dinero!
- Seguir leyendo: http://www.libremercado.com/2015-03-22/carlos-rodriguez-braun-mas-educacion-y-menos-timba-75142/
En una época donde por encima de todo al hablar de educación el eslogan es "Defendamos la Pública"
Tal vez debamos reflexionar sobre como funciona lo público.
Notese que no hago referencia a lo público en España, solo al funcionamiento de lo público.
Sin mas os dejo con un magnifico artículo del Profesor Carlos Rodríguez Braun.
Tontería económica
Más educación y menos timba
Carlos Rodríguez Braun
Esta sección lleva quince años beneficiándose de la ayuda de amables lectores y seguidores. Me satisface mucho hacerme eco hoy de un disparate que conocí gracias a Claudio Lopreiato, compañero mío del colegio en Buenos Aires: este año cumplimos nada menos que 50 años de nuestro bachillerato. Se trata de la siguiente declaración de Sergio Massa, diputado y precandidato presidencial por el Frente Renovador, que recogió el diario Clarín:
Necesitamos un país con más educación y menos timba, y por eso estamos convencidos de que el juego lo debe administrar el Estado. Si se animan a Ferrocarriles estatales, ¿por qué no se animan a la estatización del juego?Los políticos y sus recomendaciones son similares en todo el planeta, y el predominio del antiliberalismo nos regala de cuando en cuando perlas como esta del señor Massa, preciosa en toda su superficie, y sin aristas ni ángulos hirientes y verdaderos.
De entrada, parapetarse detrás de lo inobjetable: a ver, señora, señor, ¿prefiere acaso usted que sus hijos estudien menos y se pasen más tiempo en el casino, como diría Machado, sobre el verde tapete reclinados?
A partir de la premisa incuestionable, lo demás es ficción. Incluso, obsérvese, el derivar de dicha premisa la conclusión de que la primera persona del plural ("necesitamos") no se refiere a los padres, con sus valores, su moral, su religión y su libertad, sino a las autoridades: socavar el protagonismo de la familia es siempre clave de los enemigos de la libertad.
Tras el olvido de esta faceta crucial, don Sergio presenta el silogismo: como la educación es más importante que el juego, entonces el juego debe ser apropiado y administrado por el Estado. Pero eso sugiere que el juego está fuera del ámbito de las leyes, cuando en realidad está regulado por las autoridades en todos los países, y también en mi Argentina natal. Es insostenible alegar que "necesitamos" estatizar el juego porque es menos importante que la educación: si fuera al revés también concluiría Sergio Massa que su estatización es urgente.
El utilizar como supuesto aval de su iniciativa el que "se animan" (obviamente, los políticos) a nacionalizar los trenes es un argumento notable, porque si la calidad de la educación no corre de modo evidente a la par que la intervención pública en la misma, esto es aún más claro en el caso de los ferrocarriles argentinos, como cualquier usuario de los mismos puede confirmar. También el propio verbo animarse, en el sentido de "atreverse", como lo utilizan normalmente los argentinos, es curioso: parece que el recorte de la libertad requiere políticos valientes, cuando el valor debería demostrarse haciendo justo lo contrario.
No es indiscutible que la estatización de la producción de bienes y servicios convenga a los ciudadanos más que su provisión libre, y esto es válido para cualquier actividad, como la educación, que también está organizada y regulada por el Estado. El argumento de que hay que estatizar algo porque es más o menos importante no tiene sentido: si el señor Massa dice que hay que estatizar el juego porque la educación es más importante, en realidad, como hemos visto, eso vale para estatizar todo: la educación es más importante que la prostitución, con lo cual habría que estatizar los prostíbulos, etc.
La estatización no sólo no es virtuosa per se, sino que comporta una serie de ineficiencias, costes, corrupciones, etc., que no cabe ignorar, porque es la ciudadanía la que los sufre, soporta y paga.
Recuerdo que Jesús Silva Herzog, que fue embajador de México en España, solía contar que en la época en que el Estado de su país, precisamente para controlarlo todo, tenía toda suerte de empresas, también era propietario de un cabaret. Y era el único cabaret del mundo que…¡perdía dinero!
- Seguir leyendo: http://www.libremercado.com/2015-03-22/carlos-rodriguez-braun-mas-educacion-y-menos-timba-75142/
viernes, 23 de enero de 2015
LA PARADOJA DEL TREN INVERSO
De hecho, la exploró hace muchos años el inigualable Bastiat con su paradoja del tren inverso.
Al parecer, los comerciantes y políticos de Burdeos decidieron que en vez de una estación de tren en Burdeos hubiese dos y a una cierta distancia entre ellas.
El tren llegaría de Paris a la estación del norte y partiría para España en la estación del sur.
De
esta manera, los viajeros desarrollarían Burdeos a base de ir en taxi,
tomar algo en los bares y pernoctar en hoteles.
Pero Bastiat razona que si eso es bueno para Burdeos también es bueno para cualquier otra ciudad.
Es decir, debería haber un buen corte en la vía en cada pueblo o ciudad del recorrido.
Llevando
la historia al límite, en el afán de crear riqueza, el recorrido entre
Paris y la frontera española sería un conjunto de cortes en la vía. Es
decir, un no-ferrocarril o ferrocarril inverso.
Por tanto, el recorrido se hace cogiendo taxis, tomando café en bares y
haciendo noche en hoteles. Naturalmente, esa posibilidad ya existía
antes de que se inventase el ferrocarril.
Es
curioso, que la restricción a la producción y al consumo (Cortes en la
via) se parezca a la ausencia de cambio técnico (Ausencia de tren).El cambio técnico nos hace progresar y algunas regulaciones nos hacen ir hacía atrás.
Todos
estamos de acuerdo en que el cambio técnico es beneficioso, pero son
muy pocos quienes son conscientes de que algunas regulaciones tienen el
efecto contrario.
Pd.:En época de crisis no faltarán medidas para acabar con el desempleo similares a las que propusieron en la historia los interesados comerciantes y políticos de Burdeos. Tened presente esta vieja historia.
Pd.:En época de crisis no faltarán medidas para acabar con el desempleo similares a las que propusieron en la historia los interesados comerciantes y políticos de Burdeos. Tened presente esta vieja historia.
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