miércoles, 29 de octubre de 2008

Economía Marxista

A continuación muestro algunos retazos de una brillante charla en la que Hugo Chávez explica sus innovadoras ideas económicas.
Respondo así a la pregunta de un alumno, que se preguntaba si en economías de planificación se utilizaba el dinero.SI.
Ahora bién, fijaros que tipo de dinero les conviene a los dictadores, despues de todo, igual no es estupido del todo Se trata claramente de ideas de inspiración marxista. De hecho, a mí me parece que es el tipo de propuestas en las que pensaba Groucho Marx cuando afirmó:“Desde la absoluta pobreza, hemos conseguido alcanzar las más altas cotas de la miseria”Pensad por un momento en vuestra visión del futuro con un dinero que se deshace en vuestras manos. En vuestros incentivos a trabajar y a innovar cuando el dinero sólo sirve en vuestro pueblo y no en el de al lado. En vuestras posibilidades de acceder a maquinaria y tecnología con ese dinero. En los costes administrativos del sistema que propone.La propuesta parece ignorar el origen y la evolución de los medios de pago. Parece la idea de alguien que se cree más listo que la suma de la práctica y la innovación de millones de congéneres a lo largo de muchas generaciones.¿Qué pasará cuando esta propuesta y otras empiecen a dar problemas? Se le echa la culpa al neoliberalismo salvaje y al patrón mundial del comercio.¿Por qué otros economistas se callan ante estas barbaridades? Tengo un amigo que siempre dice que estas salidas de pata de banco son poco importantes y se deben ignorar. Yo no estoy tan seguro.La propuesta tiene aires nostálgicos para mí. No lo recuerdo con cariño pero yo tuve dos profesores en la carrera que explicaban, en mayor o menor medida, propuestas como éstas.

martes, 28 de octubre de 2008

Viviendo en un episodio de los Simpson: el tranvía de León


El Diario de León da por hecho que León se unirá al grupo de las grandes ciudades del mundo con tranvía. Estas son las perlas que aparecen en la edición digital de hoy:Una concesionaria financiará los 69 millones de euros de coste y explotará el servicio 40 añosAyuntamiento establecen que el tranvía tendrá entre 4 y 4,5 millones de viajeros cada año. La cifra es considerable si se tiene en cuenta que, en la actualidad, las catorce líneas de autobús mueven cerca de 5,1 millones de viajeros.Un coche consume 9 litros de combustible y transporta a cinco personas, y un autobús gasta 40 litros y mueve a 55 personas, mientras que un tranvía absorbe 9 litros y lleva a 240 personas.Yo tengo dos sentimientos extraños sobre este tema. El primero es muy cinematográfico. De repente, me doy cuenta que vivo en un episodio de los Simpson. En ese episodio, un timador convence a los habitantes de Springfield de que deben instalar un tren monorail. Sin embargo, el caso es menos surrealista en el caso de Springfield por las siguientes razones:1. El ayuntamiento dispone allí de dinero fresco proveniente de una multa a la central nuclear por almacenar los residuos de la planta en el parque público. En León hay una dramática situación financiera cuyos detalles no son completamente conocidos pero las recientes subidas de impuestos son suficientemente indicativas del problema.2. En Springfield, el tema es debatido de forma abierta en una asamblea y los argumentos de cada cual son escuchados con independencia de su agudeza. En León se hará por las bravas ocultando los detalles a los ciudadanos.
El segundo sentimiento es de soledad. ¿Soy yo la única persona que se da cuenta de que es un proyecto descabellado?
Explicaré el problema como yo lo veo con los datos que proporciona El Diario de León.El proyecto cuesta 69 millones de euros. Ese dinero tiene un coste que de una forma modesta voy a poner en un 7% anual. Esto supone el primer año una factura de 69x7/100=4,83 millones de euros. Esta factura iría reduciéndose a medida que se recupere la inversión (*). Si viajasen 4 millones de viajeros estaríamos hablando de un coste de 1,2 euros por viajero. El periodista del Diario de León reconoce que ese número de viajeros es un poco exagerado dado que en las 13 líneas de autobuses municipales (el tranvía sólo cubriría una o dos al máximo) viajan unos 5 millones de personas al año. Si los viajeros fuesen 2 millones el coste por viajero sería de 2,4 euros. Es decir, el primer año sólo los costes financieros del proyecto implicarían, en la previsión más alocadamente favorable, un coste por viaje superior a lo que se paga en Madrid por un billete sencillo de metro. Yo creo que el proyecto debería pararse justo aquí.La empresa concesionaria querrá recuperar su inversión. Una cuenta rápida sería una división de 69 millones de euros entre 40 años. Es decir, otros 1,8 millones de euros por año y otros 43 céntimos por viaje según las previsiones de ayuntamiento (86 céntimos según las mías que son tan buenas o mejores). Estas cuentas son muy conservadoras ya que esta duración de la inversión puede ser válida para la obra civil pero no lo es para los trenes, raíles y otro equipamiento. En ese caso, la amortización puede multiplicarse fácilmente por dos o por tres.Supongo que se necesitarán empleados, electricidad, mantenimiento, seguros, etc. Suma y sigueEn resumen estamos hablando de un límite inferior al coste del billete de unos dos euros con las optimistas previsiones de viajeros del ayuntamiento y de unos cuatro euros según las mías. No creo que la gente esté dispuesta a pagar más de un euro por viajar en el tranvía. Por tanto, la pregunta del millón es quién pondrá el euro o los tres euros de diferencia. La respuesta es, por supuesto, los contribuyentes.Mi último comentario es sobre el gasto de combustible del tranvía. Mi vetusto Ibiza recorre unos 150 kilómetros con 9 litros de gasoil. Aparentemente, el tranvía gasta lo mismo para transportar 240 personas. Yo creo que los fabricantes de coches deberían de aplicar esta tecnología a la fabricación de coches.

jueves, 23 de octubre de 2008

MODELO DE PORTER


Navegando,he encontrado una aplicación del Modelo de Porter para tratar de salvar las pequeñas industrias madereras de Argentina. La Economía sirve a las empresas grandes, y a las pequeñas indistintamente.

La economía como Ciencia sirve a quien la utiliza.

Haz click en el titulo para ver una aplicacion.

martes, 21 de octubre de 2008

Mejorando el ingles con el NYT online

Mejorando el ingles con el NYT online
Usando uno de los trucos de David Pogue he descubierto otro muy interesante. Si estás leyendo el NYT online y desconoces una palabra (cosa no poco frecuente en el NYT aunque hayas nacido en el vestíbulo de la Universidad de Columbia) empiezas por hacer un doble click en la palabra y, como sugiere David, ésta se pone en negrita. Además, en el NYT online se abre una ventana con un completo diccionario en ingles que:1. Te explica el significado de la palabra.2. Aparece un icono con un altavoz que si lo presionas te pronuncia la palabra.

martes, 14 de octubre de 2008

DESCUBRIENDO LA VERDAD

-EL ANALISIS MARGINAL Y EL MERCADO DE VIVIENDAS-

Contratar a un agente inmobiliario para vender una casa consti­tuye la combinación por excelencia del comercio y la camaradería.
Él evalúa los encantos de la vivienda, toma algunas fotos, estable­ce el precio, redacta un anuncio tentador, muestra la casa con entu­siasmo, negocia las ofertas, y lleva la operación a buen término. En la venta de una casa valorada en 300.000 dólares, los típicos honora­rios del 6% de un agente alcanzan los 18.000 dólares. Dieciocho mil dólares, repetimos: eso es mucho dinero. Pero también es cierto que nunca habríamos podido vender la casa y obtener 300.000 dólares por nuestra cuenta. El agente sabía cómo —¿cuáles fueron sus pala­bras?— «maximizar el valor de la casa». Nos consiguió la máxima cantidad de dinero posible, ¿no?
¿No?
Un agente inmobiliario no tiene nada que ver con un criminó-
logo, pero es el verdadero experto. Es decir, conoce su campo mucho mejor que el lego en cuyo nombre actúa. Está más informa­do acerca del valor de la casa, el estado del mercado inmobiliario, incluso el perfil psicológico del comprador. Dependemos de él por su información. Por eso, en definitiva, hemos contratado a un ex­perto.
A medida que el mundo se ha ido especializando, esos incon­tables expertos se han hecho a sí mismos igualmente indispensables. Médicos, abogados, contratistas, agentes de Bolsa, mecánicos del automóvil, asesores hipotecarios y financieros... todos ellos disfru­tan de una ventaja informativa enorme. Y utilizan esa ventaja para ayudarnos, a nosotros, las personas que les contrataron, a conse­guir exactamente lo que queremos al mejor precio.
¿No?
Nos encantaría creerlo. Pero los expertos son humanos, y los humanos responden a incentivos. El modo en que un experto de­terminado nos trate dependerá de cómo se fijan sus incentivos. En ocasiones estos últimos pueden actuar a nuestro favor. Por ejem­plo: un estudio sobre mecánicos de coches de California descubrió que con frecuencia éstos dejaban pasar una factura de alguna pe­queña reparación dejando que automóviles con problemas supera­sen las inspecciones técnicas; la razón es que un mecánico indul­gente se ve recompensado con un nuevo negocio. Según un estudio médico, en las zonas con índices de natalidad descendentes resul­taba mucho más probable que los tocólogos realizasen partos con cesárea que los de zonas en proceso de crecimiento, lo que sugie­re que, cuando el negocio va mal, los médicos tratan de registrar (en caja) procedimientos más costosos.
Una cosa es elucubrar acerca del abuso de posición dominan­te por parte de los expertos y otra demostrarlo. La mejor forma de hacerlo sería comparar cómo nos trata un experto y cómo llevaría a cabo el mismo servicio para sí mismo. Por desgracia, un ciruja­no no se opera a sí mismo. Ni su historial médico es una cuestión de conocimiento público; ni la reparación del coche del mecánico aparece registrada.

Las ventas inmobiliarias, no obstante, sí son una cuestión de dominio público. Y los agentes inmobiliarios venden sus casas con frecuencia. Un estudio reciente sobre la venta de casi cien mil ca-
sas de las afueras de Chicago revela que más de tres mil de éstas pertenecían a los mismos agentes.
Antes de sumergirnos en los datos, formulémonos una pregun­ta: ¿cuál es el incentivo de un agente inmobiliario cuando vende su propia casa? Muy simple: hacer el mejor negocio posible. Es de suponer que ése es también nuestro incentivo cuando vendemos nuestra casa. De modo que nuestro incentivo y el incentivo del agente inmobiliario al parecer coincidirían. Después de todo, su comisión se basa en el precio de venta.
Pero mientras los incentivos funcionan, las comisiones son una cuestión delicada. Para empezar, la comisión inmobiliaria del 6% generalmente se divide entre el agente que se encarga de la venta y el del comprador. Cada agente entrega la mitad de su parte a la agencia. Lo cual significa que sólo el 1,5% del precio de adquisi­ción va directamente al bolsillo de nuestro agente.
De modo que, de nuestra casa de 300.000 dólares, su parte de la comisión de 18.000 dólares es 4.500. De todas formas, no está mal, pensamos. Pero ¿qué ocurre si la casa en realidad vale más de 300.000? ¿Y si con un poco más de esfuerzo y unos pocos anun­cios más en el periódico hubiese podido venderla por 310.000? Tras descontar la comisión, eso añade 9.400 dólares a nuestro bolsillo. Pero la parte adicional del agente —su 1,5% personal de los 10.000 adicionales— son 150 insignificantes dólares. Si nosotros ganamos 9.400 mientras él sólo recibe 150; después de todo, quizá nuestros incentivos no coincidan tanto. (Especialmente cuando es él quien paga los anuncios y hace todo el trabajo.) ¿Está dispuesto el agen­te a prestar todo ese tiempo, dinero y energía extras por sólo 150 dó­lares más?
Existe un modo de averiguarlo: calcule la diferencia entre los datos de ventas referentes a las casas que pertenecen a agentes in­mobiliarios y las casas que venden en nombre de los clientes. Uti­lizando los datos de las ventas de esas 100.000 casas de Chicago, y controlando todo tipo de variables —ubicación, antigüedad y ca­lidad de la casa, estética, etc.—, resulta que un agente inmobiliario mantiene su propia casa en el mercado una media de diez días más y la vende por un 3% más, o 10.000 dólares en el caso de una casa de 300.000. Cuando vende su propia casa, un agente inmobiliario espera a que llegue la mejor oferta; cuando vende la nuestra, nos
empuja a aceptar la primera oferta decente que aparece. Como un corredor de bolsa que pierde en comisiones, el agente quiere cerrar tratos y hacerlo rápido. ¿Por qué no? Lo que le corresponde de una oferta mejor —150 dólares— es un incentivo demasiado insignifi­cante para alentarlo a actuar de un modo distinto.

jueves, 9 de octubre de 2008

ECONOMIA Y VERDAD.

Frecuentemente algunos economistas, y yo mismo nos lamentamos de la escasa idea que tiene la gente en general sobre el campo de estudio de la Economía, y la facilidad con la que se atribuye a los economistas conductas poco morales, por causa de lo que creen que es el contenido de la asignatura.

Personalmente considero inmoral que la opinión de una mayoría se utilice para sustituir a la verdad…

Steven D Levitt, profesor de la universidad de Chicago y premio Jhon Bates Clark, concedido cada dos años al mejor economista estadounidense menor de cuarenta años escribe lo siguiente…
“Opinar o teorizar acerca de un tema, como la humanidad acostumbra a hacer, está muy bien, pero cuando la pose moral se ve sustituida por una valoración sincera, con frecuencia el resultado es una revelación nueva y sorprendente.
Se podría sugerir que la moral representa el modo en que a las personas les gustaría que funcionase el mundo, mientras que la economía representa cómo funciona éste en realidad. La economía es, ante todo, una ciencia de medición. Comprende un conjunto de herramientas extraordinariamente poderoso y flexible capaz de evaluar de manera fiable un montón de información y determinar el efecto de cualquier factor individual, o incluso el efecto global.
En eso consiste la economía después de todo: un montón de información acerca de empleos, mercado inmobiliario, banca e inversión. Pero las herramientas de la economía pueden aplicarse con la misma facilidad a cuestiones que resultan más…bueno, más interesantes.
Estas son algunas de las premisas de las que parte su investigación y algunas verdades bastante curiosas.

Los incentivos constituyen la piedra angular de la vida moderna.
Y comprenderlos es la clave para resolver prácticamente cualquier misterio.

La sabiduría convencional a menudo se equivoca.La criminalidad no aumento en la década de los noventa en EE.UU. cuando se esperaba que así fuera a causa de la mala situación económica y (sorpresa) nunca se ha demostrado que beber ocho vasos de agua al día influya de manera alguna en la salud. La sabiduría convencional a menudo se haya mal fundamentada y resulta endemoniadamente difícil de comprender, pero puede lograrse.

Los efectos drásticos frecuentemente tienen causas lejanas, incluso... sutiles.
La respuesta a un enigma determinado no siempre esta delante de nosotros. Norma McCorvey (primera mujer que aborto en EE.UU, de forma legal, en la década de los 70) ejerció en el descenso de la criminalidad en la década de los noventa un impacto mucho mayor que la suma del control de armas, una economía fuerte y unas estrategias policiales innovadoras.

Los “expertos” -desde criminólogos hasta agentes inmobiliarios-utilizan su información privilegiada en beneficio propio.
No obstante se les puede vencer en su propio juego. Y ante Internet, su ventaja a la hora de manejar información disminuye cada día, como evidencian, entre otras cosas, la caída del precio de los ataúdes y las primas de los seguros de vida.
Saber que evaluar y como hacerlo vuelve el mundo mucho menos complicado. Si usted aprende a observar los datos del modo correcto, estará en condiciones de explicar misterios que de otra forma habrían parecido insondables.

La Economía como ciencia consiste fundamentalmente en un conjunto de herramientas, mas que en una cuestión de contenido,por tanto, ningún tema se haya fuera de su alcance”.

Podríamos decir que Matrix es la compleja realidad que tenemos delante y que rara vez comprendemos. El libro de Levitt titulado Freakonomics puede ayudarte a comprender fenómenos cotidianos y divertidos que comúnmente han sido oscurecidos por toneladas de información mal analizada y cuyos resultados se han incorporado al acerbo de creencias equivocadas.

Ahora solo debes plantearte si quieres entrar en la madriguera de conejos.