Me gusta mucho leer las Cartas al Director de los periódicos. Me permite ver dos cosas:
- Los olvidados problemas reales de la gente.
-
Los razonamientos de las personas suficientemente ilustradas para
escribir a un periódico. Podéis imaginaros como son los del resto.
La
carta que aparece hoy en la edición digital del El Diario de León puede
hacer historia. La reproduzco literalmente para solaz de todo el mundo.
Peajes
Julian Leon
Por
que ese empeño de cuatro partiduchos politicos de nuestra ciudad por
cerrar los peajes de astorga y del huerna? no se dan cuenta de que hay
mas de 100 familias que viven de eso? Todo ese egoismo por cuatro
miseros votos dice mucho de la calidad de nuestros politicos. en fin,
espero que en algun momento alguien denuncie esto.
muchas gracias y un saludo.
La
primera pregunta que me asalta es qué pensará este hombre de la mejora y
generalización del telepeaje. Es decir, una tecnología que permita
cobrar el peaje sin que el vehículo se detenga. Recomiendo a todo el
mundo que piense sobre esta circunstancia porque esconde una vieja
polémica sobre la destrucción de puestos de trabajo por el cambio
tecnológico. El argumento contrario es mucho más sutil. El cambio
tecnológico permite que las tareas se hagan con más facilidad y que, por
tanto, se realicen actividades que antes no eran posibles. Por ejemplo,
los blogs están quitando algunos puestos de trabajo a periodistas pero
en vez de tener que asistir en directo a la agonía de una folclórica
podemos leer artículos de gran calado y alcance como el que estoy
escribiendo.
Por otra parte, este hombre
ha encontrado lo que ha dado en llamarse un yacimiento de empleo. En
primer lugar, se pueden suprimir los puestos de peaje que funcionan con
tarjetas de crédito. Pero, ¿Por qué contentarse con doscientas familias
viviendo de los peajes? Todos los pueblos de la provincia pueden poner
su propia cabina de peaje y crear varios puestos de trabajo. El peaje no
tiene porque ser muy alto ya que el número de vehículos es tan elevado
que unos pocos céntimos pueden ser suficientes para pagar los sueldos de
los operarios del peaje. En León capital se pueden poner peajes en casi
todas las calles que generarían un buen número de puestos de trabajo.
Aquí
es donde algunos de mis alumnos tendrán alguna ventaja. Saben que el
funcionamiento de la economía no puede alejarse sustancialmente de
algunos principios básicos de equilibrio general. En lenguaje más
sencillo, el dinero que se va a gastar en los nuevos peajes se estaba
dedicando previamente a otra cosa. Por tanto, en algún lugar de la
economía alguien va a notar que sus clientes ya no tienen dinero y que
tiene que despedir a sus empleados.
En
este punto se puede ser mucho más incisivo. Los consumidores van a dejar
de comprar cosas que hasta antes de introducir el peaje de fomento del
trabajo creían necesarias. Otra buena pregunta es si los nuevos
empleados de los peajes no pueden llevar a cabo otra actividad más
productiva. Dado que producirían muchas molestias a los automovilistas
por las calles sería mejor cobrar impuestos a los automovilistas una vez
al año y mandarles el dinero a los beneficiados a casa. Es decir, que
si se trata de un programa de beneficencia sería mejor no disfrazarlo de
empleo.
De nuevo esta es una muy vieja historia desarrollada repetidamente por
Frédéric Bastiat (1801-1850).
Este hombre llegó a proponer irónicamente la prohibición de construir
casas con ventanas para fomentar la industria de las velas o la
instalación de discontinuidades de varios cientos de metros en las vías
del tren en todos los pueblos de Francia para dar trabajo a los vecinos
transportando viajeros y bultos.