La portada es muy explicativa. Imágenes de Merkel, Rajoy, Draghi, Hollande y
Barroso entre otros se dirigen caminando hacia un precipio. "El desastre del
euro es una cuestión de tiempo", señala el subtítulo de la cubierta de la
revista. El artículo en el que se desarrolla la idea no es menos duro. "En la
Eurozona, desesperadamente necesitada de un impulso, que no haya noticias son
malas noticias", dice
The Economist.
¿Y qué pasará entonces si continúa la parálisis?
The Economist augura
un futuro lleno de sombras durante años, al estilo de Japón. Desilusión,
comunidades deterioradas y vidas desaprovechadas. El problema es que además la
Eurozona, al contrario que Japón, no es un país cohesionado.
Mientras el estancamiento y la recesión sigan erosionando la democracia, la
Eurozona corre el riesgo de un rechazo popular fatal.
"Si a los sonámbulos
les importa su moneda y su pueblo, necesitan despertarse", concluye
The
Economist.
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