«El infierno de los vivos no es algo que vendrá; hay uno que existe ya aquí». La frase es de Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, y al leonés Epigmenio Rodríguez le ha inspirado su primera novela, El color de las hayas. «Decidí
explorar el infierno.
Caben dos actitudes: o aceptarlo y formar parte
de él o tratar de reconocer los espacios del infierno y contribuir a que
crezcan. Con todo, se me ocurrió contar una historia».
El
autor presenta hoy su ópera prima, a las 20.30 horas en el Gran Café,
acompañado por Héctor Escobar, Juan Miguel Alonso Vega, José Antón y
Francisco Flecha Andrés.
El color de las hayas forma parte de la trilogía De Infernis,
cuya segunda parte -«dependiendo de la acogida de la primera», dice el
escritor leonés- saldrá este mismo año. Epigmenio Rodríguez (Taranilla,
1953), director del premiado cortometraje Las becicletas, una historia sobre el León rural de la posguerra que se paseó por los mejores festivales, concibió inicialmente El color de las hayas como un guión de cine. Pero «pronto vi que había material para una novela», explica.
El
libro, «cuyo espinazo» es el infierno de los vivos o «el infierno son
los otros», que decía Sartre, transcurre en esta primera entrega en el
mundo rural, en un pueblo remoto que el lector fácilmente ubicará en la
montaña leonesa. El color de las hayas, cuyo subtítulo es Hacia la mitad del otoño, se
sumerje en el universo de una familia, a la que la despoblación ha
dejado completamente sola en un entorno hostil. Es la historia de una
saga, que arranca en los años sesenta y concluye en el 2008. Un
microcosmos asfixiante, donde las relaciones acaban siendo un infierno
para los miembros del clan.
La segunda parte de De Infernis
se desarrolla, por el contrario, en la gran manzana, Nueva York, la
ciudad que nunca duerme, pero donde es posible encontrarse más sólo y
aislado que en ningún otro lugar. La tercera novela es un misterio que
Rodríguez no quiere desvelar por el momento. Sólo adelanta que no
transcurrirá ni en el ámbito rural ni en una gran ciudad.
El paisaje es también un personaje crucial en El color de las hayas,
un título de gran simbolismo en la novela, cuya portada, donde el
color rojizo del bosque se confunde con las manchas de sangre, resulta
más que premonitoria. Un relato donde el autor penetra no sólo en un
complicado entorno físico, sino también en su entramado social. «Trabajo
mucho los títulos y los dejo reposar», confiesa el escritor, autor
además de León sin prisa, dos volúmenes de viajes.
Aunque
"Epi" rehúye encasillar su novela en el género negro, reconoce que
tiene asesinatos y buenas dosis de suspense. En sus páginas aborda
cuestiones como el abandono de los pueblos y el consiguiente
aislamiento, los códigos familiares o los convencionalismos sociales.
«El tema central son las cuestiones humanas. Ese infierno de los vivos
que puede tener lugar en cualquier parte».
De Infernis, la trilogía en la que Epigmenio Rodríguez pretende bucear en los infiernos que nos rodean, tiene poco que ver con El Infierno de La divina comedia de Dante. Por
el contrario, al escritor leonés le interesa el infierno de los vivos.
Porque es en estos infiernos donde se desenvuelven sus personajes, que
en realidad son quienes los dan forma.
Escrita con la difícil
sencillez de quien maneja con autoridad los tiempos de la literatura, el
polifacético Epigmenio Rodríguez, que ha sido profesor de Economía y de
joven experimentó la dureza de la mina y de las tareas del campo,
imprime un ritmo cinematográfico a toda la historia. De hecho, el autor
no ha descartado por completo adaptarla al cine en el futuro.
Con El color de las hayas, que ofrece una visión pesimista de la condición humana, la editorial leonesa Eolas inicia su colección de narrativa.
Lugar: Gran Café. Calle Cervantes, 9.
Hora: 20.30.
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Hace 5 días
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